Respuesta:Viento: ¡Ah, Sol! Una vez más te veo ahí, perezoso y quieto. Yo, en cambio, soy el mensajero incansable de la naturaleza, el que arrastra las nubes, el que mece los árboles y el que lleva el perfume de las flores de un lado a otro. Soy la fuerza que da forma a las dunas del desierto y la que enfurece el mar. ¿Qué haces tú, sino calentar a los mortales y hacer que el agua se evapore?Sol: ¡Qué presuntuoso eres, Viento! Sí, yo caliento a los mortales, y gracias a ello tienen vida. Yo doy la luz que te permite a ti, y a todos, ver el mundo. Mi calor es lo que hace brotar las semillas de la tierra y lo que madura los frutos que alimentan a todas las criaturas. Tú solo eres una ráfaga pasajera, un capricho del clima. Yo, en cambio, soy la esencia misma de la vida, el origen de toda energía.Viento: ¿Un capricho? Yo soy la inspiración del poeta, el lamento que suena entre las ramas de un bosque y el silbido que aterroriza a los marineros en alta mar. Soy la fuerza que hace girar los molinos y la que dispersa las semillas para que la vida prospere. Tú solo eres un espectador, una estrella lejana que simplemente observa, pero no hace nada por sí mismo.Sol: ¡Qué equivocado estás! Yo soy el pintor de la aurora y el crepúsculo. Soy el que transforma el agua en vapor para crear la lluvia que refresca la tierra que tú, con tu fuerza brutal, a veces marchitas. Mi poder es un poder sereno, constante e inmutable. Tu fuerza es ruidosa y destructiva. Yo soy el poder que alimenta la fotosíntesis, el que convierte la luz en el alimento de la vida. Sin mí, tú no serías más que el frío aire del vacío.