Respuesta:De tanto ojear en las rebajas se me ha puesto dolor de ojos, y eso que di un vistazo rápido a aquellos deshechos de la temporada. Todo estaba hecho un revoltijo y no podía sino echar una mirada desvaída sobre abrigos, vestidos entallados o amplios, abrigos sin, o con hombreras. El gran almacén era un batiburrillo sobre el que había caído una horda de compradores. Era algo especial.