Respuesta:"Señorías, nobles y representantes del Tercer Estado, hoy nos reunimos para reflexionar sobre el modelo francés de gobierno y su sistema de Estados Generales. Aunque a primera vista puede parecer un intento de limitar el poder real y dar voz a los ciudadanos, una mirada más cercana revela una estructura defectuosa y una falta de poder real."En primer lugar, es evidente que los Estados Generales nunca lograron obtener el control sobre las finanzas del reino. Siempre dependieron del rey para ser convocados y se disolvían a su capricho. Esto significa que, en la práctica, el poder real siguió siendo absoluto y los Estados Generales no lograron limitarlo de manera efectiva."Además, la estructura del voto por estamento es inherentemente injusta. El clero y la nobleza pueden unirse para vetar cualquier propuesta del Tercer Estado, lo que hace que sea casi imposible para nosotros lograr algo por nuestra cuenta. Esto es un claro ejemplo de cómo el sistema está diseñado para mantener el status quo y proteger los intereses de las clases privilegiadas."Y si miramos la historia de los Estados Generales, vemos que se reunieron de forma muy esporádica y terminaron por desaparecer durante más de 170 años. Esto demuestra que la institución nunca se arraigó de la misma manera que el Parlamento en Inglaterra. ¿Cómo podemos confiar en un sistema que no ha demostrado ser estable ni efectivo?"En conclusión, el modelo francés de gobierno es defectuoso y no logra cumplir con sus objetivos. Es hora de buscar un modelo más justo y efectivo, como el que hemos desarrollado en Inglaterra. Un modelo en el que el poder esté en manos del pueblo y no del rey, y en el que las instituciones sean estables y efectivas. ¡Viva el Parlamento inglés!"