el protagonista, descubre que algo extraño está ocurriendo en su entorno. Las personas han dejado de demostrarse afecto: ya no hay abrazos, besos ni palabras cariñosas. Este fenómeno afecta tanto a su familia como a otras personas en la escuela y en la comunidad. Preocupado por esta situación, Lucas recurre a su abuela Frida, quien le explica que los fantasmas, encargados de mantener el afecto entre las personas, han desaparecido. La abuela le indica que debe encontrar al último fantasma activo, llamado Lino, para resolver el problema.