Respuesta:La discriminación por motivos sociales divide a las personas en "superiores" e "inferiores" según su dinero, educación o apariencia. Lo peor es que se disfraza de normalidad, como si fuera lógico tratar mal a alguien por ser pobre, tener un trabajo humilde o hablar diferente. Esta exclusión refuerza la desigualdad y nos empobrece como sociedad. Cambiarlo empieza por cuestionar nuestros propios prejuicios y recordar que la dignidad no depende del estatus, sino de la humanidad que compartimos.