John Adams defendió la Revolución Norteamericana afirmando que Gran Bretaña había violado derechos fundamentales de los colonos, como no imponer impuestos sin representación y mantener juicios justos. Sostenía que cuando un gobierno actúa contra la vida, libertad y propiedad, el pueblo tiene derecho a reemplazarlo. Para él, la revolución comenzó antes de las batallas, como un cambio en las mentes y corazones de los colonos, y debía mostrarse al mundo como un acto legítimo de independencia, no solo como rebelión.