Había una vez una niña llamada Sofía que vivía cerca del bosque. Todos los días, después de la escuela, paseaba por los senderos recogiendo flores y observando los pájaros. Un día, mientras exploraba una zona nueva, encontró un pequeño zorro atrapado en una cerca. Sin pensarlo, Sofía lo liberó y lo llevó a su casa. Con el tiempo, el zorro se volvió su amigo inseparable, acompañándola en todas sus aventuras. Gracias a esa amistad, Sofía aprendió que la bondad y la paciencia pueden crear vínculos inesperados y especiales.