Sí, muchas sustancias químicas peligrosas de uso cotidiano, como productos de limpieza (cloro, amoníaco), pinturas, solventes, pesticidas, pilas y plásticos, pueden afectar seriamente a las personas causando irritaciones, intoxicaciones y daños a órganos internos, y al mismo tiempo perjudicar el medio ambiente al contaminar el aire, el agua y el suelo, matar fauna y flora, y permanecer por años sin degradarse, por lo que su uso debe ser responsable y su disposición final adecuada.