El ser humano es un ser complejo que ha sido interpretado desde diferentes perspectivas a lo largo de la historia. Biológicamente, pertenece a la especie Homo sapiens, un primate con capacidades cognitivas superiores que le permiten razonar, comunicarse mediante el lenguaje, crear herramientas y transformar su entorno. Desde la filosofía, ha sido considerado un ser racional, consciente de sí mismo, con libre albedrío y capaz de reflexionar sobre su existencia. Los antiguos griegos ya discutían sobre su naturaleza: Sócrates pedía conocerse a uno mismo, Platón hablaba del alma como esencia del ser, y Aristóteles lo definía como un animal racional y social. En la antropología, el ser humano es visto como un ser cultural y simbólico, capaz de crear mitos, religiones, estructuras sociales y sistemas de valores. Desde la religión, se le considera una creación divina, dotado de alma, responsabilidad moral y propósito trascendente. En el cristianismo, por ejemplo, se dice que fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Hoy, en la era tecnológica, el ser humano también se entiende como un agente de cambio, con poder para alterar su biología, crear inteligencia artificial, explorar el universo y replantearse constantemente su rol en el mundo. Sin embargo, sigue siendo un ser en búsqueda: de sentido, de conexión, de respuestas a su existencia. Así, el ser humano no es solo un cuerpo ni solo una mente, sino un ser integral en constante evolución, consciente de su finitud y de su capacidad para imaginar lo infinito.
El ser humano es un ser complejo que ha sido interpretado desde diferentes perspectivas a lo largo de la historia. Biológicamente, pertenece a la especie Homo sapiens, un primate con capacidades cognitivas superiores que le permiten razonar, comunicarse mediante el lenguaje, crear herramientas y transformar su entorno. Desde la filosofía, ha sido considerado un ser racional, consciente de sí mismo, con libre albedrío y capaz de reflexionar sobre su existencia. Los antiguos griegos ya discutían sobre su naturaleza: Sócrates pedía conocerse a uno mismo, Platón hablaba del alma como esencia del ser, y Aristóteles lo definía como un animal racional y social. En la antropología, el ser humano es visto como un ser cultural y simbólico, capaz de crear mitos, religiones, estructuras sociales y sistemas de valores. Desde la religión, se le considera una creación divina, dotado de alma, responsabilidad moral y propósito trascendente. En el cristianismo, por ejemplo, se dice que fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Hoy, en la era tecnológica, el ser humano también se entiende como un agente de cambio, con poder para alterar su biología, crear inteligencia artificial, explorar el universo y replantearse constantemente su rol en el mundo. Sin embargo, sigue siendo un ser en búsqueda: de sentido, de conexión, de respuestas a su existencia. Así, el ser humano no es solo un cuerpo ni solo una mente, sino un ser integral en constante evolución, consciente de su finitud y de su capacidad para imaginar lo infinito.