El encuentro entre españoles e incas durante la conquista del Tawantinsuyu revela un proceso complejo de intercambio cultural y político. A pesar de la dominación española, ambos grupos se influenciaron mutuamente en aspectos como la guerra, la vestimenta y la religión. Este fenómeno pone de manifiesto que la colonización no fue un proceso unilateral, ya que los incas no solo adoptaron elementos de la cultura española, sino que también reinterpretaron y adaptaron sus propias tradiciones. Este intercambio desafió la noción de superioridad de los conquistadores y fortaleció la agencia de los pueblos indígenas, quienes lograron transformar y trascender las imposiciones coloniales.