En Sudáfrica, durante gran parte del siglo XX, se implementó un sistema de segregación racial conocido como Apartheid, impuesto por un gobierno controlado por la minoría blanca. Este régimen discriminatorio negaba a la mayoría negra sus derechos fundamentales, relegándolos a un estatus de ciudadanos de segunda clase. En la década de 1990, bajo la presión de la comunidad internacional y el creciente descontento interno, se iniciaron negociaciones que culminaron en la convocatoria de elecciones de