Hace mucho tiempo, unos bandidos con fama de despiadados, raptaron a una dama, su hija y su doncella y las encerraron en lo alto de una torre. Sin embargo, los bandidos no eran tan violentos como la gente imaginaba y siempre daban a sus rehenes una oportunidad de escapar. Por ello, colocaron unas poleas sobre la ventana de las prisioneras y descolgaron una larga cuerda con dos cestas atadas a los extremos. Una cesta quedó a la altura de la ventana y la otra descansaba en el suelo con una piedra